viernes, 8 de enero de 2010

Final alternativo

Final alternativo

(Narrador)


-Tiene pulso-el sonido de esa voz llegó hasta el alto de la azotea donde una sombra sonreía en silencio.

Lentamente el chico se dio la vuelta y con pasos decididos entró en el interior del edificio de nuevo.

Gotas de lluvia perlaban su pelo resbalaban y caían sobre sus mejillas creando el efecto de que estaba llorando, lo cual no deja de ser irónico, teniendo en cuenta de que acaba de tirar a una chica desde la azotea, nadie diría que sería capaz de llorar, todos pensarían que no tiene sentimientos, que no es capaz de llorar, que no es capaz de amar… y toda esa gente se equivocaría, toda persona que dijera que no podía llorar mentiría, sí lloró, sí amó, y sí, acabo con el corazón roto.

Jennifer.

Todo por ella, toda una historia para hacer sufrir a Jennifer, utilizando a su hermana para infringirle a Jenn el mismo dolor que ella le infringió a él. Puede que muchos penséis que es un cabrón, que se merece ir a la cárcel, que se merece que le pongan tieso en una puta silla eléctrica y que el diablo se lo lleve, pero poneros en su lugar, todos queremos una venganza cuando nos hacen daño, aunque la mayoría (y menos mal) no llega a matar a nadie.

El chico llegó a la habitación de la chica a la que en verdad amaba, estaba dormida, se apoyó en el marco de la puerta, aun en tan mal estado como estaba seguía siendo guapa. Se acercó a ella, la besó en la frente, y dudando un poco fue bajando hasta sus labios y la besó dulcemente.

-¡Quítale las manos de encima!

Se giró, en la puerta había un chico con los puños cerrados, por cada fibra de sus ser emanaba ira. No lo hizo por Carlos, pero Rob se apartó. Se acercó hasta Carlos, sacó un sobre de su bolsillo y se lo entregó. El chico evidentemente extrañado recogió el sobre.

-Prométeme que se lo darás cuando despierte.

Carlo asintió no muy convencido examinando el sobre con atención.

-¿Qué es?-preguntó al fin.

-Una carta de despedida, si las cosas suceden como he planeado no tiene por qué volver a verme nunca.

-A vale-dijo Carlos ya contento.

Rob salió de la habitación y se dirigió a la sala de espera. Esperó pacientemente hasta que le dejaron ver a Sony a solas.

Entró rápidamente en la habitación, sacó una jeringuilla que había robado previamente. Le introdujo el líquido a Sonia.

Sobredosis de insulina.

Nadie creería que había sido asesinato, ella se había tirado desde la azotea para suicidarse, y después le había dado un ataque al corazón.

Rob como había prometido en la carta nunca volvió a aparecer en la vida de Jenny.


Querida Jenny:

Solo quería que supiera que nunca he dejado de amarte, lo de los gemelos ha sido todo una farsa, si es cierto que tengo uno, es el que vio Sony, pero nunca ha estado con ella, siempre e sido yo, Rob. La verdad, me hiciste daño, y yo quería hacerte el mismo, así que salí con Sony y hacerle daño a ella. Sabía como la querías, si ella sufría tu también lo harías, ahora me arrepiento, siento haber hecho todo esto, pero te hice esa promesa ¿recuerdas? La noche que cortaste conmigo te susurré al oído estas mismas palabras:

“Haré que Sonia muera de una manera u otra.”