lunes, 30 de noviembre de 2009

Capitulo 23

Día de pervertidos

(Punto de vista de Jenn)


Agarraba con nerviosismo el volante, las palmas de mis manos estaban húmedas de sudor, necesitaba quitarme los pensamientos de la cabeza, puse un disco de “Pignoise” en el reproductor de música y subí el volumen a tope. Pero estaba tan nerviosa que apenas veía la carretera, era peligroso conducir en ese estado así que paré en el arcén. Solté el volante al que me aferraba hasta clavar las uñas en él, dejé reposar la cabeza y cerré los ojos. Me quedé dormida, y unos suaves golpecitos en el cristal me despertaron. Carlos otra vez… Apreté la mandíbula, los ojos me escocieron quería llorar. Lentamente abrí los ojos y me topé con los de Carlos. Una sonrisa le cruzó la cara en un segundo, sus ojos relampaguearon, me hizo un signo para que bajara la ventanilla. Con un grave pesar la bajé.

-Hola, ¿durmiendo otra vez?

-No podía concentrarme en la carretera, y no quiero provocar accidentes de tráfico, bastante tiene el mundo contigo.

Aunque parecía casi imposible ensanchó aún más su sonrisa. Y entonces sin previo aviso se acercó a mí y me dio un beso furtivo. Le aparté la cara y le pegué un manotazo.

-¡¿Qué haces?!

-Yo…-se sonrojó-. Me gustas… y bastante.

Cerré la ventanilla, él se quejó, pegué un traguito de agua de la botella de la guantera y aceleré todo lo que pude dejando atrás a Carlos. Ni siquiera me digné a mirar por el espejo retrovisor. Llegué a casa de tan mala leche que las manos me temblaban, intenté sin éxito meter la llave en la cerradura. Aún de peor humor cerré los ojos e intenté relajarme. Al fin conseguí abrir la maldita puerta, y la cerré tan rápido que olvidé las llaves puestas en la cerradura, me dio igual. Oí risitas, y me dirigí a fastidiarles la fiesta a Sony y Ram.

Me quedé parada en la puerta flipando en colores, Ram estaba encima de Sony con la bragueta bajada y ella estaba debajo de él con su mini falda aún puesta, pero sus bragas estaban en el suelo.

¿Pero qué le pasaba hoy a todo el mundo? ¿A cuento de qué tanta muestra de amor hoy? Menudo día de pervertidos que llevaba…

lunes, 23 de noviembre de 2009

Capitulo 22

El Loquero

(Punto de vista de Jenny)


Me mordí el labio hasta que la boca me supo a sangre. Otra vez delante del mismo espejo, otra vez con la misma cuchilla en mis temblorosas manos, otra vez con el dilema de dejar esta vida o de continuar viviendo, si es que se le puede llamar vida a lo que hacía yo, y otra vez mi hermana aporreando la puerta del baño para que se lo dejara libre. Suspiré… me vestí y me ice una coleta con el pelo aún enmarañado. Escondí la cuchilla y salí del baño.

-¡Ya era hora! ¡He quedado con Ram en cinco minutos y mira que pintas llevo!

Mientras mi hermana se desahogaba en palabras, yo bajé lentamente hasta la entrada y me puse la chaqueta, yo también tenía una cita, pero con un hombre muy distinto, el psicólogo. Tras mi depresión después de cortar con Rob, y que mi hermana empezara a salir con su hermano gemelo Ram, mis padres habían decidido que necesitaba ayuda profesional, ¿y que mejor para olvidar que una hora tumbada en un sofá contándole toda la historia, con el más mínimo detalle, a un señor desconocido que se limita a asentir en momentos clave? Abrí la puerta en el mismo momento que Ram se proponía pulsar el timbre.

-Yo que tú no haría eso-le recomendé sin pararme siquiera-. Sony acaba de entrar en el baño, se va a estresar.

Y sin dejarle que abriera la boca me metí en mi coche y con un lento avance me dirigí a la consulta.



-Buenos días Jennifer.

-Hola doctor.

-¿Qué tal si empezamos la terapia de hoy?

Me encogí de hombros, no se por qué preguntaba, ¿a caso no le pagábamos para eso? Su única función era devolverle a mi loca cabeza algo de sentido común. Abrió su bloc, e introdujo la parte de atrás de su bolígrafo en la boca, tomándome eso como una invitación a que empezara la parte del relato de hoy empecé a hablar. A la media hora me paró.

-Está bien por hoy. De todos modos deseaba hacerte otras preguntas. Por ejemplo… tus padres me han comentado que apenas comes, me preguntaba el por qué.

Me encogí de hombros.

-Ya no tengo hambre, poca humanidad queda en mí, ¿qué más da que me salte las funciones vitales?

-La nutrición es muy importante Jennifer, no se puede pasar por alto. Es más dada tu historia y la falta de reconocimiento ante una enfermedad es posible que se trate de anorexia nerviosa.

-No, le puedo asegurar que no, primero porque no me veo gorda, y segundo porque simplemente paso de cómo me vean los demás.

-Eso es interesante. Pero entiende que no pueda creer eso, para todos los adolescentes de tu edad lo más importante es su aspecto.

-Pues son idiotas.

-No hay razón para insultar, simplemente quieren ser el centro de atención, quieren ser los más atractivos y conseguir los mejores novios.

Tragué saliva y me aclaré la garganta para intentar deshacer el nudo que se me había hecho.

-Será porque yo paso de tíos que solo te joden la vida y que hacen que te conviertas en una loca que necesita ayuda médica.

-A eso quería yo llegar. Según me han dicho tus padres hay un chico al que le gustas mucho, y goza de una buena reputación.

-Mira, no te intentes meter en la piel de un adolescente que no cuela.

-Yo solo intento salvar algo de tu cordura.

-¡Oh! Venga ya, si no hace nada, lo único que me mantiene aferrada a esta vida son los antidepresivos.

-¿Has pensado alguna vez seriamente en el suicidio?

Rememoré las últimas horas, la cuchilla que ahora se encontraba en el bolsillo del pantalón, pensé que si le decía que sí seguramente avisaría a mis padres, y ellos se darían cuenta de lo mal que estaba, tanto como para suicidarme, y ellos no me dejarían en paz ni un solo segundo de mi lamentable vida, lo cual eliminaría toda posibilidad de suicidio.

-No… la verdad muchas veces he dicho que lo iba a hacer, pero supongo que algo me ata a la vida de un modo que no puedo evitar ignorar-mentí.

Él asintió, o no había notado mi mentira o lo había disimulado.

-Creo que ya está bien por hoy, te veo agotada. Intenta dormir.

-Vale. Adiós.

En cierto modo no quería salir de allí, ya había hecho todos los deberes, y era muy pronto para hacer la cena, y si no hacía algo pensaría en cosas que no quería pensar, cosas que me hacían sentir muy mal. Pero me mordí la lengua y salí del despacho.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Capitulo 21

Paso de tíos

(Punto de vista de Jenny)


Últimamente pasaba más tiempo en la cama y en la inconsciencia que despierta y trabajando. Me desperté a eso de las 3 de la tarde, apenas comí pues mi estomago amenazaba con expulsar todo la comida que llegara a él. Mi madre aún estaba algo molesta por que hubiera llegado tarde ayer y solo se preocupaba un poco por encima de mi estado de salud, aunque más bien se notaba que era mi estado de ánimo lo que fallaba. Sony seguía sin hablarme pero me lanzaba miraditas curiosas de vez en cuando y respecto a papá mejor ni mencionarlo… ese si que pasaba de mí, por él como si me atropellaba un camión que no movía ni un dedo por llevarme a urgencias. Harta de que nadie me dirigiera la palabra y que no me miraran me levanté de la mesa y me fui a mi habitación, note sus miradas clavadas en mi espalda pero no me importó, caminé tranquilamente y sin prisas dispuesta a ponerme al orden del día en mis estudios. Dos horas después ya había acabado todos los deberes y estaba haciendo complicados dibujos con el compás y las reglas, ya me dolía la vista y necesitaba un respiro, además mi estómago rugía por no tener nada con qué trabajar, bajé a la cocina y abrí la nevera, decidí tomar un zumo de naranja, estaba bebiéndomelo cuando Sony bajó a la cocina.

-Hola-dijo casi en un susurro, casi me sorprendí de oír su voz.

-Hola.

Cogió un vaso y lo llenó de zumo de naranja, dio un pequeño sorbo y se giró hacia mí.

-Papá y mamá han salido.

-Espero que no te tires por una ventana solo por paranoias.

-No lo haré-dijo borde y me volvió a dar la espalda.

Pasó un minuto, un largo y eterno minuto… no habíamos vuelto a beber más zumo y nos dirigíamos pequeñas miradas furtivas de vez en cuando, al final Sony resopló y se volvió hacia mí, yo también me gire para mirarla.

-¿Qué problema tienes con mi novio?

-Es que se parece demasiado a Rob… no puedo evitar pensar que es él…

-Aún así, aunque lo fuera, tu fuiste feliz con él… ¿a caso yo no tengo el mismo derecho?

-Cometí muchas locuras Sony, y no quiero que tu las cometas… además yo soy dos años mayor, aún eres muy joven, y los chicos de su edad piensan en cosas más avanzadas, no quiero que te enfades conmigo… necesito que me entiendas… yo solo estoy preocupada por ti.

-La verdad… no se si creerte, pensé que eran celos…

-No Sony, la verdad es que no me gustaría estar en tu lugar… paso de tíos. Y bueno…-me mordí el labio-si te hiciera feliz podría hacer un esfuerzo por conocer a Ram, tal vez es majo y todo, no debo opinar sobre el sin conocerle.

-Gracias.

Titubeamos un poco pero finalmente nos abrazamos.

-Por cierto Carlos te ha llamado mil veces… mira que ese tío es raro.

-¿Carlos?

Se me humedecieron los ojos y empecé a temblar.

-Sí. ¿Qué ocurre? ¿Jenn?

Salí corriendo y tiré del cable del teléfono, luego fui corriendo a mi habitación recogí el móvil iba a apagarlo pero entonces empezó a sonar, era él, grité, el móvil se me cayó de las manos y la batería salió rodando por el suelo, yo me encogí y rodeé mis piernas con las manos.

-¿Jenny? Me… me estás asustando…

No pude ni consolar a mi hermana, la cabeza me iba a explotar, y llorando como estaba el dolor se volvía más intenso. Sony se arrodilló a mi lado y pasó un brazo por encima de mis temblorosos hombros.