lunes, 14 de diciembre de 2009

Capítulo 26

Cabrón descerebrado…

(Punto de vista de Sony)


El mundo se me había caído encima, me sentí confusa, a penas sabía qué decir, ¿estaba cortando conmigo? ¿la única persona que me había hecho feliz? ¿la única persona que me comprendía, que me quería?

Me quitó los brazos que había puesto alrededor de su cuello y cerró la puerta, no tenía ni fuerzas para llamara a la puerta, me quedé mirando el suelo, en él cayeron dos gotas, me toqué las mejillas con la punta de mis dedos, estaba llorando, de pronto sentía la necesidad de llevarme los brazos al pecho, algo ocurría ahí, algo iba mal, mi corazón no latía con la misma intensidad de siempre, mi respiración no era regular, incapaz de estar en frente de esa casa un minuto más salí corriendo rumbo a mi casa. Allí no había nadie claro, la última vez que había visto a mi hermana había sido tirada en la calle medio muerta, y mi madre al ver la ambulancia se habría acercado y la habría reconocido. Me fui directa hacia mi habitación, encendí el portátil y me puse a tirar peluches a las paredes, si querer agarré uno que me había regalado Ram, era de esos que cuando los espachurras te dicen que te quieren, llena de ira lo aplasté, su mecanismo murió espachurrado, murió repitiendo lo único que sabía decir te quiero, miré el ordenador, ya se había encendido, rápidamente me metía al tuenti, tal vez sería por puro masoquismo pero miré las últimas fotos, Ram y yo sonrientes, ajenos a lo que nos iba a pasar unos días más tarde, dándonos besos, abrazos caricias, mimos… miré las etiquetas, las suyas habían desaparecido, intenté meterme en su tuenti, me había bloqueado… no pude evitarlo, volví a llorar amargamente, en mi mente apareció una frase que nunca había entendido hasta ahora ¿De cuántas maneras se puede romper un corazón y esperar que siga latiendo? Esa frase venía acompañada de otra, Es curioso como te rompen en corazón y aún así sigues amando a esa persona con todos sus pedacitos. Que razón tenían… Me quité del ordenador y me tiré en la cama, con los peluches tapándome la cara, grité con todas mis fuerzas, y terminando con el trabajo de desordenar que había empezado antes empecé a tirar las cosas por toda la habitación, hasta que un familiar sonido llegó hasta mis oídos. Me acerqué al ordenador, el msn se había encendido, vi la luz naranja parpadeante que me anunciaba que alguien se estaba comunicando conmigo. Miré bien, ese alguien era Ram… con manos temblorosas cliqué en la conversación, la pantalla se agrandó y en la parte superior apareció el mensaje de Ram.

sonia k sepas k paso de tu culo

k para mi solo as sido un numero mas y estoy arto de ti

lo de esta tarde a sido una lokura me alegro de k tu ermana aya entrado y me aya puesto los pies en el suelo y el cerebro en su sitio

con esto me despido de ti para siempre

un placer aberte conocido pero adios

-¿¡EL CEREBRO EN SU SITIO!? ¡DUDO QUE TENGAS CEREBRO CABRÓN!-grité con todas mis fuerzas para desahogarme… ¿y ahora qué iba a hacer? Solo una persona podía ayudarme…

Bajé las escaleras corriendo y mientras me secaba las lágrimas me puse la cazadora y me encaminé hacia al hospital.

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