martes, 11 de agosto de 2009

Capítulo 1

Tormenta

(Punto de vista de Sony)


Se avecinaba tormenta, el cielo se iluminaba con aquellos rayos entre azules y amarillos. La luz se había ido hacía un buen rato, mis padres se habían ido a una cena y yo estaba totalmente sola en casa. Sé que esta reacción en una chica de catorce años y pico no es muy normal, pero yo siempre e tenido miedo a las cosas más simples que ofrece la vida… la oscuridad, las tormentas, el crujir de las puertas y ventanas cuando reina el silencio… En fin… soy demasiado convencional, pero siempre tenía el apoyo de mis padres, cosa que ha cambiado hoy. Esta noche se fueron a cenar con unos amigos y yo estaba sola en casa. Al principio estaba contenta, como cualquier adolescente que se libra de sus padres. Había encendido el ordenador y estaba hablando por el msn cuando toda la casa se sumió en la oscuridad. Empezaron a escucharse truenos, vi rayos, estaba cagadita de miedo. Me había envuelto en una manta y miraba con los ojos anegados de lágrimas al exterior. Me había desecho de todo lo que pudiera contener metal, pues un ser muy querido para mí había muerto por culpa de una tormenta eléctrica, le había caído un rayo cuando tenía una sartén en la mano.

Escuché un paso, con la tormenta apenas se había apreciado, pero a causa de mi miedo mis oídos estaban más sensibles y la había captado. Al principio pensé que serían mis padres, ya estaba de pie y había arrojado la manta a mis pies cuando me dí cuenta de que si mis padres hubieran llegado tan pronto sería porque estarían preocupados por mí, y por tanto hubieran pronunciado mi nombre. De pronto un escalofrío recorrió mi columna vertebral, ¿de verdad había escuchado una pisada, o solo había sido una paranoia mía a causa del miedo y la angustia de la tormenta? Paralizada por el miedo me quedé ahí plantada, temblando, con el fantástico espectáculo eléctrico que tenía lugar en el exterior a mis espaldas, pero ya no me importaba la tormenta, me quedé quieta mirando la puesta cerrada de mi habitación, entonces volví a oír otro paso, no había sido una paranoia, era real, había alguien más en la casa...

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